El intervalo entre la primera relación
sexual y el primer embarazo en las madres adolescentes es de 7 a 12 meses. El 75.2% de las madres adolescentes se
embarazaron por descuido.
En la madre adolescente la primera
experiencia sexual estuvo mayormente relacionada con la salida a un paseo. El 45% de las madres adolescentes
tuvieron su primera relación sexual dentro de los 12 meses de conocer al padre
de su hijo.
En el 89% de los casos de las madres
adolescentes, el embarazo se produce después de varias relaciones sexuales. El 20% de los padres de la madre
adolescente tuvo o tiene otra pareja; también encontramos que el 35.5% de las
madres adolescentes pasaban solas la mayor parte del tiempo en casa antes del
embarazo.
La madres adolescente después del
embarazo siguen manteniendo la dependencia con la familia el 50%
de los casos viven actualmente con sus padres o familiares.
Los padres de las madres adolescentes
reaccionaban mayormente con castigo físico y/o psicológico después de las
salidas de las hijas durante la adolescencia; y el 28% de las madres
adolescentes se escapan de su casa ante la negativa de los padres a sus
salidas.
El 34.7% de las madres adolescentes
tienen una actitud negativa sobre su embarazo; y el 44% de las madres
adolescentes consideran que su embarazo frustró su desarrollo profesional; el
33% ve con pesimismo su vida futura y el 46% piensa que ellas no lograrán las
metas que se habían propuesto en la vida .
El 30.6%, 22.3% y 10.7% de las madres
adolescentes conocieron al padre de su hijo en la calle, las fiestas y el
colegio respectivamente.
Concluimos que el embarazo en la
adolescente trae un sin número de efectos adversos tanto a la madre como al
niño, entre los que tenemos los riesgos de labor del parto prolongado,
disfunción uterina, pelvis contraida y parto por cesárea a causa de la
desproporción céfalo-pélvica debido a que el canal del parto es aún inmaduro.
Las adolescentes tienen quizá menos
capacidad de tener hijos saludables y pueden sufrir más traumas durante el
parto. Los hijos de las madres adolescentes tienden a tener mala salud pues
éstas en su mayoría se hayan menos preparadas para buscar y recibir la atención
prenatal adecuada y están menos aptas psicológicamente y materialmente para
cuidar a sus hijos.